¿De dónde salen las imágenes que soñamos?

¿De dónde salen las imágenes que soñamos?

Para poder ver, los ojos y el cerebro tienen que trabajar de manera conjunta. Los ojos son los encargados de captar la luz y, con ella, información sobre colores y formas del entorno. Esta información se recibe en una capa que cubre el fondo del ojo, llamada retina, y, a través del nervio óptico, se envía al cerebro donde es “traducida” o “interpretada” en imágenes. Estas imágenes se quedan archivadas en la memoria, junto con otros estímulos y sensaciones, y conforman la base de nuestra imaginación y creatividad. Partiendo de estas imágenes, somos capaces de crear otras nuevas transformándolas, mezclándolas, cambiándolas de color de forma, etc.

Cuando soñamos, estas imágenes y sensaciones se estructuran (o, mejor dicho, se desestructuran) sin un sentido racional, ya que nuestro cerebro “desenchufa” la lógica durante el sueño.

Por lo general, soñamos partiendo de cosas que nos han pasado o que, por un motivo u otro, hemos recordado las horas previas al sueño. A veces somos conscientes de la razón que nos ha llevado a ese sueño. Pero, otras veces, no sabemos qué mecanismos cerebrales se han activado para conducirnos a él.

¿Sirve para algo soñar?

Soñar forma parte del funcionamiento normal del cerebro. Es una actividad integrada en el procesamiento de la información, necesaria para la memoria y el pensamiento. Diferentes estudios demuestran que las interrupciones de sueño ocasionan problemas de memoria.

Desde el punto de vista psicológico, soñar sirve para reflejar preocupaciones y experiencias de la vida diaria, explorar posibilidades, manifestar la intuición y, también, cumplir deseos.

Algunas personas son capaces de decidir lo que sueñan. Los “soñadores lúcidos” son conscientes de estar soñando y son capaces de conducir el sueño según su voluntad. Esta capacidad puede darse de manera espontánea o inducirse mediante prácticas y ejercicios.

¿El material con el que se fabrican los sueños es en blanco y negro o en color?

La mítica frase de La Tempestad, de Shakespeare, que John Houston tomó prestada para el final de “El halcón maltés”, reconocida como una de las mejores definiciones del cine, podría ser más cierta de lo que creemos.

Un estudio realizado en el 2008 por Ewa Murzyn, de la Universidad de Dundee (Reino Unido), prueba la influencia del cine y la televisión en los sueños.

Hasta el estudio de Murzyn, existían opiniones enfrentadas en lo que se refiere al color de los sueños. Mientras que los estudios de 1915 a 1950 sugerían que la mayoría de las personas soñaban en blanco y negro, investigaciones realizadas a partir de 1960 concluían que la gran mayoría de las personas lo hacían en color. Dado que, en los años 60 había tenido lugar la generalización del “Tecnicolor”, parecía obvio pensar que los medios tenían cierta influencia en los sueños. Sin embargo, las diferencias a la hora de recopilar datos, dificultaban la obtención de resultados concluyentes:

En los estudios realizados en la década de los 50 y anteriores, los participantes relataban sus sueños tiempo después de haberse despertado, lo que podría explicar que no recordasen colores en sus sueños asumiendo, por tanto, que estaban en escala de grises.

En los estudios de la década de los 60 y posteriores se pidió a las personas que escribieran sus sueños nada más despertarse. La mayoría de ellas (más del 80%) recordaba colores en ellos.

En su estudio, Murzyn incorporó ambos métodos. La autora pidió a 55 personas (la mitad de las cuales tenían menos de 25 años y la otra mitad mas de 55), que rellenasen un cuestionario sobre la exposición a la televisión que habían tenido durante la infancia y sobre el color de sus sueños. Los participantes del estudio, además, tuvieron que escribir sus sueños en un diario cada mañana.

La comparativa de los diarios no arrojó diferencias significativas. Sin embargo, al relacionar el color de los sueños con la exposición a la televisión en la infancia, la investigadora descubrió que:

Sólo el 4,4% de los sueños de los menores de 25 años eran en blanco y negro.

Un 7,3% de los sueños de los mayores de 55 años que habían tenido acceso a televisión y películas en color durante su infancia, eran en blanco y negro.

Los mayores de 55 años que sólo habían tenido acceso a televisión y películas en blanco y negro, reportaron soñar en escala de grises más o menos la cuarta parte del tiempo (el 25%).

Según la autora del estudio “Es posible que haya un periodo crítico en la infancia en el que las películas impactan en la manera en la que se forman los sueños”.

¿Recuerdas tus sueños? ¿Son en color o en blanco y negro?